La ansiedad es una reacción natural de nuestro organismo, cuando se enfrenta a un peligro o amenaza. Gracias a esta reacción, hemos podido sobrevivir como especie. Por tanto, no podemos considerarla en sí misma negativa.
El problema se produce, cuando está desajustada a las circunstancias que la desencadenan o aparece como consecuencia de una valoración irracional de la realidad. Y, nos está limitando nuestro funcionamiento cotidiano.
Los trastornos de ansiedad son los trastornos mentales más frecuentes en la población general. Además, tienden a cronificarse, ya que no son adecuadamente reconocidos, ni tratados. Afectan a la calidad de vida de la persona que lo sufre, limitando su vida personal, social, familiar y laboral. Y es la causa de numerosa patologías físicas que afectan, especialmente, al sistema cardiovascular, respiratorio y digestivo. Merece, por tanto, toda nuestra atención detectarla y aprender a combatirla, ¿verdad?
Los síntomas más frecuentes del trastorno por ansiedad tienen manifestación a 3 niveles:
- Cognitivo:
- Aprensión, preocupación
- Dificultad de concentración, pérdida de memoria
- Conductas de evitación ante determinadas situaciones
- Miedo a perder el control, sensación de agobio, inquietud, desasosiego
- Sensación de agobio, inhibición y bloqueo
- Obsesiones o compulsiones
- Miedo a una muerte súbita
2. Fisiológico:
- Nerviosismo, agitación
- Aumento del ritmo cardíaco
- Hiperventilación
- Temblores
- Sensación de debilidad y cansancio
- Insomnio
- Problemas gastrointestinales
3. Conductual:
- Impulsividad e intranquilidad motora
- Bloqueo afectivo y alteraciones del estado de ánimo
- Irritabilidad y agresividad verbal o física
- Conductas de evitación
- Verborrea (no dejar de hablar) o mutismo
- Conductas repetitivas (rascarse, tocarse, tics, morderse las uñas)
- Aislamiento social
- Tendencia a las adicciones (fumar, beber en exceso, consumo de drogas, etc.)
Y ¿Cómo podemos combatirla?
Para combatir la ansiedad hay que actuar en sus 3 áreas de manifestación ¡¡Vamos a ver cómo!!:
- Cognitivas: Hay que tener en cuenta que nuestras emociones poco tienen que ver con los acontecimientos que nos ocurren. Prueba de ello es que, ante el mismo hecho, dos personas van a experimentar cosas muy diferentes. Nuestras emociones dependen de lo que nos contamos acerca de lo que nos ocurre. Por ejemplo, ante una ruptura sentimental, una persona puede decirse a sí misma que jamás volverá a tener una relación. Y otra, por el contrario, puede pensar que ¡menos mal que ha dejado de perder el tiempo y que con la nueva situación tiene libertad para encontrar a una persona que le satisfaga! Evidentemente, las reacciones que va a tener una y otra van a distar bastante.
Y ¿Cómo podemos hacer para tener una visión más realista de lo que ocurre y de nuestra capacidad para afrontarlo?
Para conseguirlo:
- Piensa en que pensamientos estás teniendo acerca de lo ocurrido.
- Una vez identificados los pensamientos. Debes analizar, si estos pensamientos son verdaderos o no.
- Si a nuestros pensamientos les falta veracidad o tenemos dudas de que sean ciertos. Sustituirlos por otros más realistas y apropiados.
Y es que ¿Cuántas veces nos ha ocurrido que hemos pensado en catástrofes y no han acontecido? O ¿Cuántas veces pensábamos que le caíamos mal a alguien y, con el tiempo, nos damos cuenta de que no teníamos ningún motivo para pensar así?… Merece la pena dar una vuelta a nuestros pensamientos y tratar de ajustarlos a la realidad.
2. Fisiológicos: Una forma rápida y eficaz para reducir nuestro estado de activación es a través de la respiración profunda. Con la respiración profunda el aire entra a la base de los pulmones y produce un movimiento rítmico del diafragma. Si focalizamos nuestra atención en esta respiración. Con cada inspiración y expiración, conseguiremos que se activen las estructuras de nuestro organismo implicadas en los estados de relajación y bienestar.
¡Pruébalo!! Bastan 4-5 inspiraciones para devolverte a un estado de relajación que, además, te va a permitir tener pensamientos más acertados. Recuerda que cuando nos dejamos llevar por la emoción, perdemos la capacidad de pensar de forma eficiente.
3. Conductuales: La tendencia cuando sentimos ansiedad es intentar huir de ella, en lugar de afrontarla. El problema de esta actitud es que, paradójicamente, lejos de reducirla, estamos haciendo que se haga mayor. Y al final, estamos inmersos en un círculo vicioso que cada vez afectará a más áreas de nuestra vida.
¿Cómo podemos actuar?
- No reacciones cuando tienes ansiedad (p. ej. comer o huir para no sentirla). Acostúmbrate a sentirla, sin temerla. Si logras soportarla, al final, verás que puedes hacer lo que sea en tu vida, acompañado por la ansiedad.
- Así, lograremos aprender que las consecuencias catastróficas anticipadas a la situación que produce ansiedad, no ocurren. Que nos está afectando más lo que pensamos, que la realidad en sí misma. Esta actitud nos va a permitir romper la asociación entre la ansiedad y las situaciones que la generan. A base de exponernos a aquello que nos causa ansiedad, dejaremos de tenerla.
No tenemos más que el presente. El pasado es historia y el futuro no existe. ¿Cómo quieres vivir tu vida? ¿Quieres ser libre o estar permanentemente angustiado?
Recuerda que tú tienes las herramientas para vivir la vida que deseas. A veces, nos perdemos y necesitamos que nos echen una mano. Los profesionales de la salud te podemos ayudar ¿Cuándo vas a empezar?